Seymour Hersh, en su despacho en Washington (Fotom de Xavier Dussaq).
El País de España. El despacho de Seymour Hersh (Chicago, 82 años) es todo eso que un mitómano del periodismo podría desear: pequeño, austero y desordenado, con decenas y decenas de carpetas apiladas en el suelo. Fotos en blanco y negro, archivadores, periódicos amarillentos. Algunos premios cuelgan en la pared junto a reseñas de sus libros, una máquina de escribir antigua reposa sobre un armario y su bolsa de trabajo, una cartera de piel marrón gastada, se oculta bajo un mar de papeles. Hersh no graba entrevistas ni digitaliza los contactos para proteger a sus fuentes. Si no fuera por el ordenador de sobremesa, parecería este un viaje en el tiempo de medio siglo. Entonces, un treintañero Hersh destapó la barbarie de My Lai, durante la guerra de Vietnam. Ganó el Pulitzer. Después investigaría el Watergate, exploraría el lado sórdido de los adorados Kennedy y haría públicas las torturas de Abu Ghraib en Irak.
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Perfil. Seymour Hersh, premiado con un Pulitzer,
revela a sus 84 años por qué tardó 45 años en publicar la historia: "Yo no
tenía ni idea de qué hacer con aquella información, si es que debía hacer
algo".
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