Las ciudades fluyen a un ritmo acelerado. La cantidad de
información que se recibe en ellas, a través de los medios de comunicación,
publicidad y redes sociales, es abrumadora. Sus habitantes están todo el tiempo
conectados con la ilusión de estar enterados de lo que sucede alrededor y en
los rincones más alejados del planeta.
Sin embargo, en esos rincones menos explorados, la dinámica
es distinta. El tiempo parece ser una sábana que se tiende en cámara lenta. En
estos pueblos o comunidades la gente no está pendiente de sus celulares. Los
emplean para comunicarse: recibir llamadas y escribir mensajes de texto.
La radio continúa siendo el medio que los acompaña en sus
jornadas de trabajo, en el campo o en los trayectos desde sus hogares hasta los
centros económicos. En estos traslados, también acceden a la prensa nacional.
En Brasil un grupo de profesionales cuestionó la forma en la
que los habitantes de regiones pequeñas o medianas del país acceden a la
información. Crearon un proyecto denominado Atlas de noticias, que junto al
Instituto para el Desarrollo del Periodismo y la agencia de periodismo Volt
Data Lab, buscan identificar los “desiertos de noticias”, áreas no cubiertas
por los medios de comunicación locales y regionales.
El trabajo consiste en una plataforma que estará abierta al
público para registrar los medios y el levantamiento de datos junto a
asociaciones, sindicatos y federaciones de periodistas. A mediados de octubre
será lanzado el primer balance del Atlas, con la presentación de un mapa de los
“vacíos de noticias” en Brasil. Esta es una acción fundamental -y que se
precisa en Ecuador- para rastrear las necesidades informativas y potenciar el
ejercicio periodístico en aquellos rincones más recónditos y menos explorados…
Roque Rivas Zambrano
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