Roberto Bermúdez, de 55 años, imparte
clases en la Facultad de Derecho. Con la ayuda de un proyector, expone a sus
estudiantes algunos casos. Hace una pausa para explicarles: “Un juez nunca
tiene acceso directo a las circunstancias de un delito. Antes que él, llegan
los testigos oculares, los curiosos, el vigilante de la esquina, el paramédico,
hasta la mecanógrafa… No estoy exagerando”. entonces, les plantea una pregunta:
- ¿Cuál es la única herramienta válida para
un juez?
Uno de los estudiantes responde:
-Los hechos.
Roberto: “No. No. Comprobar la certeza de
los hechos es el objetivo del juez no su herramienta”.
Una alumna lanza otra opción:
- La reiteración de los testimonios.
El catedrático contesta:
-Tampoco. De ser así, un abogado solo necesita
conseguir o comprar veinte testigos que repitan lo mismo y el caso estaría
resuelto.
Entonces decide revelar cuál es esa eficaz
herramienta: “Detalles”. Todo está en los detalles. Lo que hace un juez es un
lento proceso de discriminación entre lo contingente y lo esencial. Y los
detalles son los que terminan por inclinar la balanza.
Al mirar esta escena, de la película ‘Tesis
de un homicidio’, compararé la figura de un juez con la de un periodista. Los
detalles son una herramienta poderosa para cualquier reportero. Los cronistas
coinciden en que en ellos -en circunstancias, objetos, palabras, gestos- puede
caber todo un universo.
Juanita León, periodista colombiana, afirma
que son los detalles los que revelan las verdaderas historias. Alberto Salcedo
Ramos, profesor de la FNPI, reafirma esta idea al confesar: “siempre he creído,
como Flaubert, que Dios está en los detalles, por eso siento que estoy frente a
una historia cuando descubro un detalle revelador, sugerente, capaz de
sintetizar de un solo plumazo el universo que voy a contar”.
Roque Rivas Zambrano
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario