Las redes sociales se han convertido en plataformas en las
que se comparte la esfera íntima, se juzga, opina, comenta… Sin embargo, hay
una trampa, los usuarios suelen pensar que al poseer un perfil -en el que
deciden a quién agregar o eliminar- se trata de un espacio personal. Esto es
una ilusión.
En estos espacios virtuales lo privado se vuelve público y
es objeto de discusión de quien pueda acceder a esa información. Todo se filtra
con rapidez extrema. Esto ha provocado que los personajes públicos –políticos,
cantantes, escritores, periodistas, y más- estén enredados en escándalos por
sus acciones, por las fotos que suben o sus comentarios.
Los reporteros son profesionales que están en contacto con
otras personas y generan opinión pública a partir de lo que notifican en sus
redes. Los medios de comunicación han desarrollado manuales o guías sobre cómo
comportarse éticamente en estos espacios.
En un artículo del portal Clases de Periodismo se recoge una
reflexión de Stephen JA Ward, experto en temas de ética. Opina que las reglas
deben ser flexibles en el uso de los nuevos medios, pero también deben ser
compatibles con los fines últimos del periodismo y responder a los principios
de: independencia, libertad y responsabilidad.
Debe existir un equilibrio entre alentar el uso y la
participación de los periodistas en la redes y los estándares de imparcialidad
e independencia: “No se trata de limitar o no limitar a nadie, ni las reglas
deben escribirse para ‘arreglar un problema’. Se trata de asegurar que se
contribuye con ello a un periodismo responsable y más democrático”.
Esto es un reto. Lo que no se debe perder de vista es que
ante la inmediatez y el bombardeo de información, los periodistas estamos
obligados a actuar e informar con ética y responsabilidad.
Roque Rivas Zambrano
roque@lahora.com.ec
roque1rivasz@gmail.com
salvataje@yahoo.com
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