Aníbal Santiago, periodista.
Las cobijas que lo habían abrigado en esos días de fiebre ya
lo tenían fastidiado. Al mediodía de aquel soleado 6 de julio de 2000,
Francisco Granados estaba agotado de tantas horas de cama. Sus casi 70 años
eran una calamidad. Tardó en reparar que alguien tocaba a su puerta, no por un
sueño profundo sino porque casi nunca alguien visitaba a este anciano sacristán
del pueblo hidalguense de San Juan Tepemasalco. No podían ser buenas noticias...
***
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario