
Diego Maradona. (Wladymir López, Universidad San Francisco de Quito).
Página 12. Nadie discute a Diego como jugador. El “pero” aparece con
la política. No necesitaba abrazarse con Fidel o con Cristina o Chávez, para
ser el ídolo más grande del fútbol mundial, lo que quiere decir el ídolo más
grande en todo sentido. Pero lo hacía porque lo sentía y porque era su lenguaje
de la política.
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Por: Pablo Romero, El Tiempo. Si Diego Maradona descubría su hombro
derecho, lucía el emblemático rostro de Ernesto el Che Guevara. Si destapaba su
pierna zurda -la mágica-, aparecía en su pantorrilla la imagen del líder cubano
Fidel Castro. Se trataba de su mártir, el Che, y de su gran amigo, Fidel, como
los denominó. Y los llevaba retratados en su cuerpo, quizá como una forma de
reafirmar su irreverencia, su vocación contestataria ante todo aquello que lo
incomodaba, que lo oprimía, y que iba mucho más allá de sus conocidas críticas
a la Fifa. Maradona, el hombre que tocó el cielo con sus gambetas, nunca amagó
su activismo político.
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Clarín. Diego Armando Maradona siempre tuvo vinculación con la
política argentina: supo ser un fiel apoyo para Carlos Menem y con el tiempo,
hasta se sacó fotos con Fernando de la Rúa. Con los años, profesó su apoyo
tanto a Néstor como a Cristina Kirchner y mantener una relación tirante con
Mauricio Macri, con quien tuvo algún momento de paz y muchos de polémica,
durante la presidencia de Boca Juniors del ex jefe de Estado y una fuerte
distancia política durante la gestión de Cambiemos. Con Menem tuvo innumerables
fotos y hasta jugó con la política, al decir que podría ser su compañero de
fórmula, si el riojano se lo pedía.
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Daniel Wizenberg, Revista Late. Buenos Aires. Dios ha muerto. Maradona
fue una totalidad accesible, como todos los santos populares. “Vivía en estado
de originalidad, la única palabra que se me ocurre es artista”, me dice Pablo
Linietsky. Diego era un familiar lejano. Cada vez que salía en la tele todos
los argentinos sabíamos si estaba bien o andaba en alguna. Un día de 2005 en la
parte de atrás de un estadio de tenis me lo encontré de frente, no sabía qué
hacer, con un nudo en la garganta le pregunté si lo podía abrazar…
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Gatopardo. Todo ascenso al cielo de los ídolos proyecta en el suelo
una larga sombra. Ninguno es la excepción, ni siquiera Maradona. Diego fue la
nación argentina, el representante plebeyo y un gran futbolista. El amor
incondicional de sus seguidores pronto se convirtió en una trampa que lo hundió
en él mismo.
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Onda Cero. El profesor de periodismo, Juan Pablo Bellido, continúa
hablando de la polémica publicación, por parte de un medio de comunicación
español, de las fotos del cuerpo sin vida de Diego Armando Maradona.
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