Periodista Kalúa Salazar es declarada culpable. Foto:
Cortesía Ileana Lacayo.
Guillermo Rothschuh, Confidencial. El cuadro que vive la prensa
nicaragüense se ha vuelto más dramático, al cierre y toma de instalaciones de
medios, cárcel, exilio, asedios, persecución, agresiones, acoso, cerco
informativo, debemos sumar ahora embargos económicos y juicios penales. La tempestad
lejos de amainar tiende a profundizarse. La crisis por la que atraviesa el
periodismo nicaragüense se ha vuelto más compleja. Se alarga en el tiempo. Son
catorce años de calvario. El padecimiento se ha vuelto crónico. No hay manera
que los gobernantes transijan y recapaciten. La prensa ha sido convertida en el
adversario a destruir. Un adversario incómodo al que no debe dársele tregua.
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Periodistas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH¹) y
su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) han hecho pública la
preocupación que produce la escalada represiva en Nicaragua marcada por el
envío a la Asamblea Nacional de dos proyectos de ley que amenazan seriamente el
ejercicio de la libertad de expresión, la imposición de sanciones fiscales
contra medios de comunicación y el hostigamiento judicial contra periodistas.
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Confidencial. Dos años después del asalto, el régimen mantiene la
censura televisiva y la Corte Suprema no falla los Recursos de Amparo.
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Guillemo Cortés Domínguez, confidencial.com.n. Los periodistas y
comunicadores independientes de Nicaragua han sido golpeados con crudeza con
todos los instrumentos represivos con que cuenta la dictadura orteguista que
controla absolutamente el Estado, que dispone de un ejército paramilitar y de
violentas turbas fanatizadas. La Policía, la Inteligencia del Ejército, la
Fiscalía, el Poder Judicial y la Presidencia de la República, se han ensañado
contra el periodismo no oficial ni oficialista.
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