Con el terremoto del 16 de abril, que devastó varias provincias, entre ellas Manabí y Esmeraldas, los medios de comunicación se organizaron para enviar personal que pudiera cubrir lo que sucedía en la zona del desastre.
Las críticas al ejercicio periodístico fueron diversas. Se
condenó el hecho de que después de las primeras horas no se emitiera noticia
sobre este hecho en televisión. Posteriormente, se habló de la valentía de
aquellos que, a pesar de las condiciones, transmitieron lo que estaba sucediendo
en las zonas afectadas.
Luego, cuando el Presidente anunció las medidas económicas,
se dijo que la información que se difundía era altamente politizada y que eso
no era provechoso ni sumaba nada en medio de la situación del país.
Quiero destacar dos ejercicios de periodismo narrativo que
me conmovieron. Allen Panchana escribió para el portal ‘Clases de Periodismo’
un artículo titulado ‘Ser periodista a veces duele’. En él describe su viaje
hasta Portoviejo junto al equipo de Visión 360 de Ecuavisa.
Allí se encontró con Isabel, una mujer de falda larga y
camiseta gris, que escarbaba entre fierros retorcidos y toneladas de ruinas.
Luchaba por recuperar los restos de su hermano, atrapados entre los escombros
de la farmacia que había llegado a comprar.
Panchana, en su escrito, no solo hace un recuento de los
casos dramáticos que tuvo que presenciar, sino que además emprende un ejercicio
retrospectivo en el que analiza su tarea y de lo doloroso que puede resultar.
Otra experiencia es la de Diego Cifuentes, un fotógrafo que
después de recorrer Perdernales, La Chorrera, El Carmen, entre otros lugares,
escribe la crónica ‘Nunca nos miraron’. Estas crónicas han sido reconocidas y
conforman un ejemplo de cómo se debe hacer reporterismo en medio del desastre.
Roque Rivas
Zambrano
roque@lahora.com.ec
roque1rivasz@gmail.com
salvataje@yahoo.com
La Hora
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‘Ser periodista a veces duele’
La vida en 42 segundos
Revista Vistazo***
Nunca nos miraron
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