Juan Antonio Giner, La Vanguardia. Preedecir el futuro es fácil, y equivocarse también. Por eso, cada año por estas fechas, la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard publica una serie de “predicciones” sobre cómo será el periodismo que no espera.
Las hay de todos los gustos. Unas pecan de ingenuidad, otras son “sueños de verano”, y no faltan las que son tan delirantes como locas e imposibles. Pero su lectura merece la pena porque nos obliga a repensar el futuro que está por llegar a corto y medio plazo.
Digamos por último que, respecto a las de años anteriores, las de 2023 son más bien pesimistas y denotan que todos sufrimos una crisis de agotamiento. Y es que, como decía Peter Drucker, “tratar de predecir el futuro es como intentar conducir por un camino rural de noche sin luces, mientras miras por el retrovisor”.
Pues, bien; leídas las “predicciones” de este año, hago aquí las mías propias que quieren ser mucho más optimistas, y que resumo en este decálogo:
Expresión argentina que cobra sentido cuando más y más empresas periodísticas y periodistas necesitan apoyo técnico y financiero. Invertir en marcas con credibilidad y talento, sin interferir en sus líneas editoriales: The Washington Post no existiría hoy sin Jeff Bezos, y Twitter puede morir en manos de Elon Musk.
2. Periodismo de cercanía
El creciente “desierto de noticias locales” es también una gran oportunidad para ensayar nuevas fórmulas y conseguir más publicidad, patrocinios, lectores y audiencias. No nos podemos conformar con este enorme y peligroso vacío informativo. Necesitamos más y mejor “periodismo de cercanía” que no tiene qué ser un periodismo blando y de segunda. “Local, local, local”, es “personal, personal, personal”. Periodismo exclusivo.
3. Periodismo con los menores prejuicios posibles
Frente a la propaganda disfrazada de información, el periodismo doctrinario y la neutralidad aparente, es la hora del periodismo independiente, basado en hechos, no en prejuicios y agendas interesadas.
4.Sociedades de suscriptores
El “gratis total” no existe; lo que algo vale, algo cuesta. Una sociedad bien informada sabe que medios y redacciones necesitan recursos para hacer periodismo de calidad. Pagar bien a los profesionales de la información dignifica al periodismo. Afortunadamente vamos a “sociedades de suscriptores”, gente que invierte tiempo y dinero en medios respetables, creíbles y responsables.
5. Periodistas, no comunicadores
Hace años las Relaciones Públicas no tenían espacio en las Escuelas de Periodismo. Hoy la formación de “comunicadores” está de moda y en todas partes. Nada que objetar, pero hay que distinguir y no confundir a la gente. El periodismo no lo hacen ni “influencers” ni jefes de prensa.
6. Tiempo de historias prohibidas
“Periodismo es publicar lo que alguien quiere que no se publique. Todo lo demás son relaciones públicas”. Las historias sobre “Pegasus” requieren tiempo, paciencia, valentía y rigor, pero son vitales si queremos preservar y fortalecer sociedades democráticas libres y responsables. El “Watergate” o los “Papeles del Pentágono” no pueden ser algo excepcional, porque sin investigación no hay periodismo puro y duro.
7. Contar historias
Un periodista es un contador de historias que “inquietan, emocionan y hacen pensar”. Historias inolvidables que nos hacen imprescindibles y cercanos a la gente. Cómplices necesarios de lectores y audiencias que confían en nuestra capacidad narrativa y esperan ser sorprendidos. Mucho más ahora que disponemos de tantas plataformas y formatos multimedia.
8. El mejor periodismo está por llegar
El periodismo siempre estuvo en crisis, pero tras tiempos de zozobra y desesperanza, renació de sus cenizas. La “edad de oro del periodismo” se hace realidad cuando fomentamos su capacidad de reinventarse. Necesitamos más visionarios como Henry Luce, aquel genio inventor de nuevos tipos de revistas: como Time, el primer “news-magazine”; LIFE, precursora del fotoperiodismo; Fortune, “la biblia de los negocios” nacida en tiempos adversos, tras el crack de 1929; o Sports Illustrated cuando el periodismo deportivo era un género menor.
9. Cantidad no es igual a calidad
Las noticias nos llegan por todas partes y a todas horas. Por “tierra, mar y aire”. En todos los formatos, escritos y audiovisuales. Hemos pasado de “hambrunas informativas” a la “barra libre” de buffets noticiosos donde, lógicamente, se despacha también mucha mercancía averiada; abundancia que exige lectores críticos y selectivos, capaces de discernir lo relevante, porque la cantidad no garantiza la calidad de la información.
10. Lo que no cambia
En las Escuelas de Negocios se enseña que las estrategias de éxito son las que están apuntaladas en realidades y necesidades inamovibles. En periodismo pasa lo mismo: el futuro reside en la ética más que en la estética, en las personas más que en las cosas, en la verdad más que en las apariencias, en los valores más que en el dinero; en el ser más que en el hacer.
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