Alejandro Querejeta Barceló, escritor, periodista y poeta.
Richard Ronda de la Torre, Facebook. ¡¡Un holguinero esencial: Alejandro Querejeta Barceló a sus 78 Primaveras, que hoy 28 de septiembre del 2025 celebra!!.
Hoy, las letras cubanas elevan su voz en un coro festivo. La cultura, el periodismo y la poesía celebran con alegría los 78 años de un hombre cuya vida es sinónimo de lucidez, compromiso y creación. Alejandro Querejeta Barceló, nacido en Holguín un 28 de septiembre de 1947, no es solo un ilustre hijo de esa tierra; es, como bien se ha dicho, una mente preclara, un hombre esencial, imprescindible y necesario.
Hablar de Querejeta es evocar un liderazgo que arrastra con el ejemplo. Su figura se erige como un pilar fundamental en uno de los momentos más fecundos de la cultura en la ciudad. Corría el año 1986 cuando Julio Méndez, artista de las artes plásticas, asumió la dirección de Cultura en el municipio. Con la sagacidad de quien conoce el terreno, armó un equipo de trabajo con la vanguardia intelectual del momento. La primera llamada fue para Alejandro Querejeta, convertido en garantía y horcón por su inmenso poder de convocatoria y su integridad.
A su sombra y su impulso se sumaron nombres icónicos que hoy son leyenda: Jorge Hidalgo, Jorge González, Alex Fonseca, José Luis García, Lourdes González, Gilberto González Seik y muchos otros. Juntos, en un acto de pura audacia creativa, fundaron el "Premio de la Ciudad". Este certamen no fue un evento más; fue un terremoto que convulsionó el panorama cultural no solo holguinero, sino cubano. Holguín se convirtió, de la noche a la mañana, en el epicentro y destino obligado de los artistas más prestigiosos del país. Querejeta era el alma de aquel renacimiento.
Su currículo es un mosaico de versatilidad y rigor. Comenzó como reportero en el diario Ahora de Holguín en 1968, para luego pasar al Sierra Maestra en Santiago de Cuba. Su pluma se paseó por publicaciones nacionales como La Gaceta de Cuba, Casa de las Américas y El Caimán Barbudo. Es un estudioso ferviente de la obra del poeta ecuatoriano Jorge Carrera Andrade, un vínculo que prefiguraría su destino.
Licenciado en Letras, fue bibliotecario, guionista, promotor cultural y docente. Pero su espíritu libre chocó con los límites de la intolerancia. En 1980, la lectura de un poema dedicado a su esposa fue el pretexto para una detención y un interrogatorio. Quedó sumido en un ostracismo de dos años y medio, un "quinquenio gris" personal donde, paradójicamente, escribió su novela "Los términos de la tierra", un acto de resistencia y despedida que, finalmente, lo salvó.
En 1993, Querejeta partió hacia Ecuador. "Temía que volviera el ostracismo... Vivía un clima asfixiante en lo social, lo personal y lo político", confesó en una entrevista al colega Alex Fleitas.
Los primeros años en Quito fueron duros: "A veces tuve que dormir en el suelo. Mis zapatos cubanos no me sirvieron en los aguaceros fríos...". Sin embargo, encontró en su segunda patria un respeto y oportunidades que le fueron negadas en la primera. Fue subdirector del diario La Hora, profesor de periodismo en la Universidad San Francisco de Quito, investigador y editor. Allí desarrolló una obra monumental, editando y prologando a gigantes de la literatura ecuatoriana como Benjamín Carrión, Javier Vásconez y Alicia Yánez. "Algo así, con la dimensión de estos autores, me hubiera sido imposible en Cuba", afirmó.
A pesar de la distancia, su obra literaria es el hilo que nunca se rompió. Desde "Los términos de la tierra" (1985) hasta "El profundo azul del aire" (2021), su poesía y su narrativa han sido un refugio y un testimonio. Él mismo señala que sus libros son hijos de momentos entrañables: la novela que le salvó la vida, los poemas de inspiración bíblica y las novelas biográficas escritas en la diaspora.
Sus poemas, como "La lengua y la palabra" o "Sombras de Ítaca", hablan de un hombre para quien la palabra es un acto de fe y la lejanía de su anada Cuba, una geografía del alma. "Cualquier copa / puede llenarse de vino / y cualquiera romperse", escribe, mostrando la fragilidad y la esperanza que lo sostienen.
Hoy, desde Austin, Texas, Alejandro Querejeta Barceló mantiene viva su columna semanal en La Hora de Quito y escribe sus "Cuadernos de Pflugerville" (Ciudad de Texas). Cuando escucha la palabra "Holguín", pienso en "la casa de mis abuelos, que ya no existe; el lugar donde reposan los restos de mis mayores; mi Patria chica, donde tuve sueños cumplidos y alegrías, decepciones y sufrimiento".
Hombre de fe, se sostiene en los principios del Evangelio. Sobre ser cubano, reflexiona: "En lo espiritual nunca [ha sido arduo]; sí en materia de visas y en el exterior para ocupar algunas plazas". Suscribiendo a Martí, se define: "yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy".
En su 78 cumpleaños, la fiesta es de la dignidad, la sapiencia y la obra prolífica de un holguinero que, allende los mares, sigue siendo un faro. ¡Feliz día, Alejandro Querejeta Barceló!.
Richard Ronda de la Torre
La Habana Septiembre del 2025.
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